(Prólogos)


Tan pronto como un producto entra al mercado, comienza su etapa de obsolescencia. Y no es porque se haga viejo, sino porque en ese momento se ha creado una necesidad por algo nuevo. Las generaciones anteriores pueden presumir que sobrevivieron y prosperaron sin los artículos modernos, en el siglo XIX esto no era tan sencillo, pues los desarrollos se daban después de varias décadas, para luego darse más rápidamente en el siglo XX, para que en nuestros días se puedan ver cambios en unos cuantos años, de manera que algunos objetos desaparecen en poco tiempo del mercado y del ambiente como si nunca hubieran existido. Los lectores jóvenes inmediatamente pensarán en las computadoras, los juguetes de video y los teléfonos celulares. Otros menos jóvenes podrán pensar en los autos y aviones, que al menos externamente conservan su diseño básico, aunque día con día sufren cambios que no se perciben fácilmente, pero hacen su funcionamiento más seguro y confiable. Situándonos en un producto particular: los ladrillos, en la antigüedad cumplían con especificaciones dimensionales, mientras que las propiedades mecánicas y térmicas derivaban del material del que estaban fabricados, sin tener gran intervención en ellas. Posteriormente se utilizan materiales y procesos diferentes que cambian algunas de las propiedades, hasta llegar a nuestros días en que se realiza investigación para decidir que material se debe utilizar para obtener el producto mejor. Cada vez es más necesario que cuidemos de nuestros recursos energéticos, además de que la sociedad se ha vuelto cada vez más exigente con la creación de microambientes, espacios con aire acondicionado en el que nos encontramos cómodos y que nos resulta cada vez más difícil sacrificar. Para poder cumplir con esta condición se requiere que los ladrillos, además de cumplir con especificaciones de tamaño y propiedades mecánicas, también sean buenos aislantes. En estos productos que en apariencia no cambian como las computadoras, los juegos de video y otros artículos más atractivos en estos días, también sufren cambios substanciales en su proceso, ya que además de lo anterior se espera que no sean más caros que el producto que sustituyen, sin importar que el nuevo sea mejor. En este trabajo se presenta una propuesta para modificar uno de los materiales que en la actualidad se utiliza para fabricar ladrillos aislantes, incorporando una tecnología que pudiera ser conocida, pero que es nueva para este uso y que es una muestra más de que en materia de desarrollo tecnológico no hay categorías exclusivas.

Juan Antonio Aguilar Garib
Octubre 2008

En el lenguaje que utilizamos diariamente un adjetivo resulta suficiente para determinar las características de un objeto. Así cuando alguien dice “la casa roja”, inmediatamente viene a nuestra mente el objeto y su color, sin que haya gran problema con las variaciones que pudiera haber entre la visión que cada persona se hace. Si quisiéramos dar más detalles podemos agregar otras palabras y ahora podemos decir que la casa es “roja fuerte” o “roja intenso”. Además de las palabras, todo se puede medir de manera que es posible definir con precisión cierta característica en un objeto, por ejemplo para el color, además de los patrones que utilizan los pintores para igualar la pintura, está la longitud de onda. Así se puede afirmar que describimos las cosas con la precisión que la situación requiera, y en la ciencia y en la ingeniería usualmente se requiere mucha, ya que la tolerancia se reduce y los términos ambiguos prácticamente no tienen lugar. El diseño es una actividad común que se realiza en ingeniería y básicamente consiste en crear lo que nunca ha sido basándonos en lo que conocemos. Algo que es indispensable conocer para el diseño son las propiedades de los materiales o de las sustancias y cómo evolucionan conforme las condiciones cambian, cuál es su comportamiento, y esto es algo que simplemente no se puede describir con palabras, aunque sean muchas. Entonces para describir y predecir el comportamiento de una sustancia dada se utilizan los modelos, los cuales están formados por ecuaciones que describen los fenómenos que en conjunto lo rigen. Si por ejemplo se habla de la elasticidad de un polímero, como es el caso de este trabajo, ésta tiene que ver con la manera en que las moléculas están acomodadas, la manera en que están unidas, la energía que involucra cambiar su estado básico, la manera en la que la energía se almacena o se disipa en el material y un millón de cosas más. En general se buscan las contribuciones principales a un fenómeno y con ellas se construye un modelo que describe el comportamiento que se esté estudiando, pero dado que no es posible tomar todas las contribuciones, ya sea porque su aportación es pequeña, ya sea porque aun no se han identificado y no se toman dentro de un sistema o sencillamente por simplificación para fines de soluciones analíticas o para la implementación de algoritmos computacionales, lo que se tiene al final son aproximaciones ya que las ecuaciones tienen que cargar con aquellos elementos que no hemos tomado en cuenta, pero que en la naturaleza están, porque en el comportamiento real están incluidos todos los fenómenos, no solamente aquellos que consideramos más relevantes. Un modelo que se evalúa con los mismos datos siempre da el mismo resultado mientras que en la realidad existen desviaciones porque un experimento no es igual a otro por mucho que nos esforcemos; la igualdad es estadística. La validez de un modelo tiene que ver con lo bien que predice este comportamiento estadístico cuando sus resultados se comparan con los que el experimento proporciona. Este trabajo es un ejemplo de cómo se toma en cuenta todo lo anterior al utilizar palabras que ilustran y explican claramente porqué es necesario modelar el comportamiento reológico de polímeros amorfos, junto con las ecuaciones que constituyen el modelo que describe y predice este comportamiento que involucra varios fenómenos. Así como en un escrito a veces se necesitan otras palabras para explicar mejor las cosas, aquí el autor agregó el cálculo fraccional para modelar el comportamiento reológico de la manera más sencilla posible. Veamos los diagramas teóricos que produjo para que apreciemos como logra además la precisión que ordinariamente se necesita en la ciencia y en la ingeniería.

Juan Antonio Aguilar Garib
Marzo de 2008

Aparece cada vez con mayor frecuencia en los programas de estudio relacionados con métodos de calentamiento en hornos, el uso de microondas como fuente de energía. La aplicación más conocida es el horno de cocina, pero en la actualidad se busca utilizarlo en la industria cerámica y de los polímeros. En el caso del calentamiento mediante gases de combustión el conocimiento de la temperatura de flama y las ecuaciones básicas de transferencia de calor son suficientes para determinar perfiles térmicos en los materiales y diseñar cédulas de procesamiento. Sin embargo el calentamiento mediante microondas sigue un mecanismo diferente en el que las propiedades del material afectan significativamente el patrón del campo electromagnético, responsable del calentamiento, dentro de la cavidad y de la muestra en sí. La dificultad para describir esta distribución hace que se caiga en el riesgo de la sobre - simplificación ya que existe la inercia de aceptar como cierta la suposición de que el calentamiento es volumétrico y uniforme. Por otra parte la variable más significativa que se maneja en cualquier sistema de calentamiento es la temperatura y en este caso es mucho más difícil de medir con certeza, ya que cualquier elemento que se introduzca en el sistema afecta también la distribución del campo. Aunque las ecuaciones que rigen el comportamiento del campo electromagnético y la transferencia de calor son conocidas, determinar la ganancia de calor no es una tarea sencilla, especialmente porque los parámetros están interrelacionados. Es común recurrir a estimaciones obtenidas experimentalmente, pero se debe recordar que en muchas ocasiones son válidas únicamente para el caso particular estudiado y la extrapolación a otros casos no es directa. Por otra parte las computadoras están ahora al alcance de todos y las herramientas numéricas son accesibles a través de un sin número de paquetes comerciales. Sin embargo se corre el riesgo de abusar de ellos al desconocer los fenómenos que se están modelando o simplificar al grado de que los datos que se proporcionan al paquete no corresponden al fenómeno que se desea describir, por lo que se obtienen resultados erróneos. Una manera de evitar esto es mediante la validación de un modelo y luego una predicción que constituya una demostración, la cual permitirá extrapolar a otras condiciones. En este trabajo tendremos la oportunidad de ver una de tales demostraciones, y observar como las ecuaciones que rigen un fenómeno, la experimentación, y el cómputo son, todos ellos, elementos de un modelo. Y es precisamente esta comprensión la que ayuda a que los mitos se derrumben al dar la oportunidad de que sea la interpretación, y no la improvisación, la que diga la última palabra.

Juan Antonio Aguilar Garib
Noviembre 2003


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